A lo largo de la ya dilatada trayectoria del boletín Contestos he aludido en más de una ocasión a la noción de traducción de Calidad bajo Demanda (Quality on Demand o QoD), dado su carácter de aspecto estratégico que preocupa a todos quienes formamos parte del sector de globalización, internacionalización, localización y traducción de contenidos (GILT).
QoD implica el reconocimiento de distintas necesidades GILT propias de un entorno específico como es el de la Sociedad de la Información, en el que el creciente multilingüismo impone unas determinadas pautas de actuación desde la perspectiva económica, cultural, social o política.
En dicha Sociedad de la Información nos encontramos ante circunstancias como el aumento exponencial del volumen de documentación e información que es preciso traducir y localizar, el incremento del número de idiomas que deben ser gestionados, la tendencia a reducir los plazos de entrega de la tarea efectuada o el crecimiento en cuando a la frecuencia y variedad de formatos con los que resulta imprescindible trabajar.
Al igual que en otros negocios aludimos a “disrupción digital” (las industrias del ocio/entretenimiento o de la información serían ejemplos bastante significativos), el segmento GILT no resulta ajeno a esta honda transformación digital que está acaeciendo en todas y cada una de las fases de nuestra estructura productiva.
¿A qué clases de servicios son aplicables las traducciones QoD? Quizá los casos más evidentes sean los referidos a traducción o localización de documentos o contenidos temáticos, la de documentos internos y/o contenidos web muy efímeros y la que corresponde a textos de gran magnitud. Por supuesto hay más ejemplos e incluso se admiten grados intermedios para otros casos concretos (desde el nivel más exigente hasta el puramente automático) en función de variables como el sistema o motor de traducción utilizado, su entrenamiento o enriquecimientos y el par de lenguas tomado en consideración.
El primero de los casos alude a toda clase de contenidos técnicos, económicos, jurídicos, corporativos, aplicaciones informáticas… Se trata de elementos en los que el vector calidad prima sobre cualquier otra consideración (aunque sin descartar la rapidez imprescindible para alcanzar la eficiencia) y que implican su implantación conforme a la norma de calidad UNE-EN ISO 17100:2015 (con anterioridad UNE-EN 15038:2006).
Una segunda posibilidad tiene que ver con la traducción o localización de documentos internos o de contenidos web caracterizados por ser efímeros en el tiempo. Parece evidente que vertientes como precio y agilidad priman sobre la calidad (siempre que la misma tenga unos niveles suficientes), lo que implica soluciones que se proporcionan sin revisión por parte de un traductor distinto o la posibilidad de aplicar una solución de traducción automática con revisión o postedición humana. No obstante, también es preciso tener en cuenta que esta segunda opción no es siempre viable en función de las combinaciones de lenguas que se estén manejando.
El tercer caso a considerar es el referido a textos o contenidos muy voluminosos, en los que se requiere un notable nivel de agilidad (casos paradigmáticos serían los relativos a redes sociales y foros de usuarios). Aquí también encontraríamos la opción de proporcionar soporte en buscadores multilingües para textos que no están traducidos. En todas estas facetas los vectores coste económico y rapidez se encuentran por encima de otras clases de aspectos, por lo que la aplicación de la traducción automática o informática resulta en muchas ocasiones suficiente.
Sí quisiera dejar claro que en ninguno de estos tres casos se renuncia a trabajar con traductores acreditados y nativos de la lengua destino ni a la aplicación de elementos metodológicos como glosarios o guías de estilo, entre otros.
En suma, la articulación de soluciones GILT bajo la fórmula QoD requiere contar con un proveedor GILT particularmente cualificado, con experiencia a la hora de trabajar con calidad bajo demanda en plazos de tiempo ágiles, una estructura de recursos humanos altamente especializada, que utilice las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones de manera proactiva y que cuente con alianzas estratégicas para competir en un mercado notablemente global.
Pedro L. Díez Orzas
Presidente Ejecutivo de Linguaserve
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