Asistimos desde hace ya unos cuantos meses a un sistemático bombardeo sobre las posibilidades de la traducción automática, Por desgracia buena parte de las informaciones que aparecen al respecto carecen del necesario rigor: presentan esta clase de soluciones como una especie de panacea y olvidan sus evidentes carencias (al menos a fecha de hoy), por lo que más que nunca la pregunta adecuada es ¿para qué sirve-, no si sirve o no. Destaquemos tres de estos aspectos.

Los sistemas de traducción automática tienden a omitir artículos, pronombres o tiempos verbales, dando una apariencia de -lenguaje robot- que resulta poco eficaz y que induce al error en su interpretación (al margen de la pésima sensación de carencia de profesionalidad).

Una segunda carencia tiene que ver con su incapacidad para gestionar de manera adecuada las equivalencias lingüísticas entre las raíces semánticas y gramaticales de las diferentes lenguas para traducir (cuanta más distancia haya entre las lenguas, mayor dificultad, así poco tienen que ver las lenguas romances con idiomas como el ruso, el árabe o el japonés, por citar algunos ejemplos). La consecuencia son construcciones repletas de errores gramaticales y traducciones a menudo ilegibles.

Y un tercer aspecto a considerar es que la traducción automática no tiene en cuenta el verdadero peso específico del lenguaje coloquial (que no entra en el ámbito de las formaciones gramaticales ortodoxas pero también forma parte de una lengua). Las traducciones literales resultan tan poco naturales como escasamente operativas y poco tienen que ver con la idea originaria.

Sin embargo la traducción automática es tremendamente eficaz para determinadas aplicaciones y tipos de traducción: entre idiomas tipológicamente muy próximos (español y portugués, por ejemplo), aplicado con revisión o postedición humana, para descripciones breves o textos sin complejidad sintáctica (con sistemas adecuamente entrenados y alimentados en su terminología), buscadores e indexadores (con patrones y textos parciales), en distintas aplicaciones de BigData, etc.

Por todo ello, es todavía mucho lo que queda por avanzar en los sistemas de traducción automática, aunque ya puede ser explotada adecuamente para determinados proyectos. Hoy por hoy, quien desee traducciones de calidad, humanas o automáticas, debe contar con un proveedor GILT verdaderamente cualificado.

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