Por desgracia las dudas que expresábamos en el anterior editorial de Contextos se han cumplido con notable precisión: a fecha de hoy, y a la espera de lo que dictaminen las próximas elecciones generales del mes de noviembre, España vive una situación de bloqueo político que redunda en una incógnita económica que afecta a la totalidad de los sectores productivos y del que la industria GILT no puede en modo alguno permanecer ajena.

Es verdad que las expectativas de crecimiento futuro de los servicios de globalización, internacionalización, localización y traducción se sitúan por encima de la media de otros sectores, tal y como se encargan de subrayar diferentes estudios, pero no es menos cierto que la paralización de las instituciones puede horadar el margen de maniobra en el medio plazo.

Son muchos los desafíos competitivos que nos aguardan a los proveedores GILT, tanto a escala nacional como en el ámbito internacional, y lo más deseable sería acometerlos en un escenario político-económico convenientemente definido, en el que no cupieran márgenes para la duda y los balbuceos.

Mientras tanto desde Linguaserve continuamos con nuestra apuesta estratégica sustentada en el desarrollo de una nueva generación de soluciones que sea capaz de adecuarse a los requerimientos de un conjunto de clientes con unos crecientes niveles de exigencia en facetas como calidad de servicio, competitividad en el precio y compromiso con sus auténticas necesidades.

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