La reciente publicación del informe -El español, una lengua viva- del Instituto Cervantes, en el que se subraya que el español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes tras el chino mandarín, da pie a considerar la importancia de la presencia de las lenguas en Internet, así como su representación o cuota.
Uno de los efectos negativos del proceso de globalización tiene que ver con la posibilidad de que algunos idiomas no tengan suficiente presencia en la Red, lo que conllevaría su inevitable desaparición en el medio y largo plazo. En este sentido la UNESCO publicó un estudio en 2014 en el que se ponía de relieve que algo más de la mitad de las 6.000 lenguas que hoy en día se hablan se encuentra en peligro y pueden desaparecer a lo largo de este siglo XXI. Hay casos en los que apenas quedan diez personas de una determinada etnia con capacidad para comunicarse entre sí.
Con independencia de la magnitud de los datos el organismo internacional considera que una de las principales razones que está impulsando este proceso de desaparición del patrimonio lingüístico mundial es que, por motivos de economía de medios, los niños que acuden a las escuelas aprenden un segundo idioma en vez del suyo natal.
Como ya hemos recogido en más de una ocasión en nuestro boletín Contextos, dicha tendencia va claramente en contra de la noción de multilingüismo inherente a la Sociedad de la Información, que es defendida y propugnada por las empresas que desarrollan su actividad dentro del sector GILT (globalización, internacionalización, localización y traducción).
La depauperación del acervo cultural no sólo va en contra de las lenguas en riesgo de desaparición sino que nos afecta a todos y cada uno de nosotros. La lengua natal es un derecho y es labor de todos y cada uno de quienes desarrollamos nuestra actividad en la industria GILT la promoción de dicho derecho. Caso contrario, la Humanidad perdería una gran riqueza cultural y un extenso acervo de conocimientos ancestrales ligados con las lenguas indígenas.
Al mismo tiempo, el documento de la UNESCO incide en un hecho que, desde mi punto de vista, es particularmente relevante: el proceso hasta ahora descrito no es inevitable ni irreversible. El diseño, desarrollo, puesta en marcha y seguimiento de un conjunto de políticas lingüísticas bien planificadas e implementadas pueden reforzar los esfuerzos actuales de las comunidades de hablantes de mantener o revitalizar sus lenguas maternas y transmitirlas a las generaciones más jóvenes.
Desde tal punto de vista resultaría de particular trascendencia el apoyo a comunidades, expertos e instituciones públicas mediante la producción, coordinación y difusión de diferentes herramientas destinadas a la vigilancia, promoción y evaluación de la situación y tendencias de la diversidad lingüística. Asimismo también sería de especial provecho la implantación de distintos servicios como asesoramiento, conocimientos técnicos y capacitación, buenas prácticas y una plataforma de diálogo y transferencia de habilidades.
Otro aspecto útil radicaría en la creación de una gran base documental sustentada en las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (dicha base comenzaría con la recogida de material por parte de lingüistas especializados con el fin de preservar estas lenguas irrepetibles). Y, de manera paralela, habría que valorar la posibilidad de apostar por el software libre para reducir la brecha tecnológica entre países desarrollados y en vías de desarrollo, así como reforzar las inversiones en educación de calidad (en los niveles de primaria, secundaria y universitaria) para asegurar la igualdad de oportunidades o abogar para que universidades, museos, bibliotecas y otros centros permitan el acceso libre a toda la información que sea de dominio público.
En suma, en modo alguno un entorno como la Sociedad de la Información debe suponer la desaparición de un gran número de lenguas. Estamos a tiempo para establecer medidas de fomento de la diversidad lingüística. Las empresas que formamos parte del sector GILT tenemos mucho que decir en este proceso y aspiramos a que nuestra voz de especialistas sea escuchada.