Como cada año, el mes de septiembre concluye con la conmemoración del Día Internacional de la Traducción, una efeméride que quisiera tomar como punto de partida para aludir a la relevancia que la industria de globalización, internacionalización, localización y traducción de contenidos adquiere en el actual contexto de la Sociedad de la Información.
El Día Internacional de la Traducción comenzó a celebrarse ya en los años cincuenta, si bien no fue hasta 1991 cuando la Federación Internacional de Traductores impulsó su oficialización, que se hace coincidir en el tiempo con el fallecimiento de Jerónimo de Estridón, traductor de la Biblia y patrón de quienes se dedican a esta profesión.
Tal y como ya resulta habitual, desde luego cada edición con mayor fuerza que en la anterior, se han desarrollado en todo el mundo un extenso conjunto de eventos de la más variada índole en torno a nuestra industria: seminarios, conferencias, jornadas lúdicas, exposiciones, incluso alguna que otra concentración de apoyo y solidaridad-.
Se estima que más de cien millones de personas han participado en alguna de estas actividades, en las que advertimos la existencia de dos propósitos fundamentales: por una parte, concienciar a la sociedad sobre la relevancia de la labor de los profesionales de la traducción; y, por otro lado, reivindicar los derechos de dichos profesionales y, por ende, los de las empresas GILT para las que prestan sus servicios.
Aunque con significativas diferencias entre los indicadores proporcionados, estamos en condiciones de afirmar que la industria GILT, considerada en su conjunto, viene a suponer alrededor del diez por ciento del total del producto interior bruto de las economías más desarrolladas, es decir las formadas por los 34 países de la OCDE que representan el ochenta por ciento de la economía mundial.
Pero más allá de los datos estrictamente cuantitativos (ya de por sí suficientemente relevantes), quisiera aludir al peso específico cualitativo de la industria GILT en la actual Sociedad de la Información. Aspectos como el fomento de las exportaciones, la accesibilidad global al conjunto de contenidos que supone una novedosa realidad colaborativa como es la web 2.0 – y en breve la web 3.0 -, el reforzamiento de un entorno crecientemente multilingüe a todos los niveles- redundan en una consolidación de la importancia de nuestro sector en el conjunto de la economía internacional.
Hoy más que nunca el segmento de mercado GILT resulta estratégico para empresas, instituciones, usuarios profesionales e internautas de a pie. El creciente e imparable flujo de datos, información y documentación de la más variada naturaleza así lo pone de relieve. Por consiguiente asistimos a una evidente oportunidad de negocio pero también nos hallamos ante un innegable desafío que es preciso afrontar con firmeza hasta sus últimas consecuencias.
En suma, desde Linguaserve consideramos que es imprescindible continuar reforzando los niveles de cualificación de los profesionales de la traducción, dotándoles de las pertinentes herramientas NTIC que optimicen su labor y garantizando la calidad en el conjunto de su trabajo. Sólo así los proveedores GILT seguirán el complicado camino que conduce a la excelencia en el servicio prestado a los clientes.
Pedro L. Díez Orzas
Presidente Ejecutivo de Linguaserve
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