Que nadie se alarme: no voy a sumarme al extensísimo conjunto de analistas que tratan de explicar todo lo que ha acontecido durante el reciente proceso electoral de Estados Unidos de América. Lo que haré es mucho más simple: un recorrido por algunos despropósitos en la traducción del inglés al castellano que se producen en este país y que han aparecido en unos cuantos medios de comunicación.
En este caso una imagen vale más que mil palabras, así es que aquí van unas cuantas fotografías de traducciones manifiestamente mejorables. Que cada cual juzgue.
Son sólo cinco imágenes aunque puedo asegurar que tengo unas cuantas más en mi poder. Al margen de la posible hilaridad que la contemplación de este conjunto de garrafales errores suscita en el lector, la verdadera cuestión que cabe plantear es: ¿cómo es posible que suceda esto en un país como Estados Unidos y en una lengua como es el español- Porque no debemos olvidar que, según todas las previsiones (incluyendo informes del propio Instituto Cervantes), hacia 2050 será el país con hispanohablantes del mundo (incluso por delante de México).
Quizá la respuesta haya que encontrarla en el hecho de que en Estados Unidos no existe una regulación de los profesionales GILT. Es cierto que la American Translators Association (ATA), probablemente una de las asociaciones más prestigiosas del mundo, otorga certificaciones de traducción pero en su gran mayoría no son tenidas en cuenta ni por instituciones públicas ni por empresas privadas. Aunque también es cierto que podemos encontrar ejemplos de empresas o instituciones que muestran la búsqueda de una buena relación calidad-precio, con calidad, profesionalidad, buenas prácticas y estándares, sin embargo, en buena parte de los casos, el coste económico es el único factor tenido en cuenta, sin considerar cuestión alguna adicional.
Desde luego si esto ocurre con una lengua como el español, ¿qué pasará con otros idiomas- El problema es la enorme cantidad de hispanohablantes que hoy en día hay en Estados Unidos, algunos de los cuales no conocen bien el inglés o incluso lo ignoran. En ocasiones la situación puede llegar a tornarse trágica (por ejemplo, en procedimientos jurídicos en los que la persona es condenada sin entender una sola palabra de cómo se ha desarrollado su juicio o prospectos médicos en inglés que el paciente no comprende).
En suma, la cualificación profesional no es un capricho, ni una imposición burocrática, ni un subterfugio para generar un negocio adicional: hoy más que nunca, en plena Sociedad de la Información globalizada, es una necesidad de primer nivel. Un mundo sin soluciones GILT es un mundo incompleto.
Pedro L. Díez Orzas
Presidente Ejecutivo de Linguaserve
Si está pensando desarrollar cualquier clase de proyecto de traducción y localización web, por favor contacte con nuestra dirección de correo electrónico: clientes@linguaserve.com