A diario (y por fortuna) son muchas las empresas españolas que se encuentran ante el dilema de participar y adentrarse en un proceso de licitación internacional. Es evidente que, cuando se trata de licitar en otros países, ser riguroso con los plazos, las especificaciones y la presentación de la licitación constituyen requisitos fundamentales e inexcusables, debido a su extraordinaria complejidad al hacerse en un idioma ajeno.