El debate que durante estas últimas semanas se está desarrollando en el seno del Parlamento Europeo sobre el papel de las lenguas en la enseñanza y en las relaciones con las instituciones ha puesto de manifiesto que, para muchos analistas, es preciso reequilibrar la actual política de fomento del multilingüismo, excesivamente constreñida por el extraordinario peso específico del inglés.