En momentos de atonía económica generalizada resulta particularmente relevante el papel que está jugando lo que determinados expertos coinciden en denominar -turismo lingüístico-: estudiantes de todo el mundo acuden a otros países a aprender una segunda lengua, aunando dicha formación con el ocio y la diversión. Hasta tal punto que, en algunos países, dicho segmento de negocio contribuye a elevar su Producto Interior Bruto hasta niveles insospechados.