Durante las últimas semanas he sido testigo de diferentes informaciones sobre el sector del subtitulado. La coincidencia en el tiempo y el alcance que ha tenido una de ellas (-Pillan a Telefónica usando subtítulos descargados de Internet para sus series de Movistar+-), me han hecho plantearme la necesidad de una reflexión estratégica en torno a la calidad en lo que a la prestación de servicios de subtitulado se refiere.

Parece existir la percepción de que nunca se ha subtitulado tanto como ahora, pero, al mismo tiempo, tampoco se han producido tantos errores de subtitulado (en ocasiones erratas, otras veces faltas de ortografía y a veces incongruencias lingüísticas de máximo nivel) como hasta este momento.

En realidad buena parte estos fallos tienen que ver con la incapacidad de apreciar en toda su medida la enorme complejidad de un proceso en el que intervienen distintos profesionales que deben colaborar estrechamente para llevar a cabo el proyecto.

Como punto de partida tengamos presente que, al referirnos al subtitulado, estamos aludiendo a la transferencia de contenido oral al formato escrito. Esta metodología, de coste notablemente inferior al doblaje, es ideal para la difusión de vídeos en un ámbito en el que se hable una lengua distinta a aquella que se utilizó para su creación.

La experiencia me indica que para este tipo de proyectos, es necesario que el cliente envíe a su partner GILT los archivos de vídeo en formato digital que requieren subtitulado junto con las indicaciones correspondientes (lenguas de destino, formato, resolución, especificaciones técnicas, etc.).

Y también resulta imprescindible que dicho partner disponga de herramientas de software Macintosh y Windows (Annotation Edit, FAB, EZ Titles, Swift-) que permitan realizar la entrega en prácticamente cualquier formato de subtítulos existente y también en archivos compatibles con software de edición o de authoring (Final Cut Pro, Premiere Pro, Adobe Encore-).

En la actualidad disponemos de los elementos tecnológicos anteriormente indicados, así como de herramientas de edición y authoring avanzadas para entregar vídeos subtitulados en el formato que el cliente requiera.

Además, analizamos las necesidades específicas de cada caso según las características de los mismos (lenguas de destino, formato, resolución, especificaciones técnicas, etc.) y colaboramos para este servicio con socios profesionales de acreditada experiencia en el sector.

Una pregunta que surge al aludir a los servicios de subtitulado es: ¿conviene anticiparse y guardar los guiones de los vídeos- Resulta más que indudable, entre otras cosas porque la transcripción del audio a texto es una labor que encarece y ralentiza innecesariamente el subtitulado. Disponer de los textos o guiones del video elimina ese coste y tiempo y permite activar inmediatamente el proceso de traducción especial para subtitulado y su posterior tratamiento técnico y la producción de video.

En definitiva, ofrecer unos servicios de subtitulado de máxima calidad es posible (además de que debería ser obligatorio en un entorno como la actual Sociedad de la Información y el Conocimiento). Pero para lograrlo es imprescindible trabajar con las mejores tecnologías y contar con profesionales de máximo nivel, que comprendan el auténtico alcance del conjunto de procedimientos que estamos aquí poniendo de manifiesto.

Pedro L. Díez Orzas
Presidente Ejecutivo de Linguaserve

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